Cinco años no es nada o es un mundo. En política parece un mundo y donde estaba uno hace cinco años y donde esperaba estar no tiene nada que ver con donde está. Y muchos políticos, en consonancia de donde estén, prometen una cosa u otra. En función de lo que le interese decir, más que de lo que quiera hacer.
El problema es que, en muchas ocasiones, olvidan que en estos tiempos todo queda en las redes y en internet, y luego quedan cazados con esos brindis al sol, promesas solamente electoralistas o cambios de ideas y criterios que no explican. El último cazado, el alcalde de Cádiz, Bruno García, con sus propuestas sobre la Escuela de Náutica de Cádiz.
El alcalde y su partido, el Partido Popular, porque eran los que proponían y prometían. En Cádiz ha quedado esa imagen de un grupo de dirigentes del PP detrás de una pancarta con el #Juanmaloharía en el solar donde iba a ir el, ya parece que olvidado, nuevo hospital de la capital gaditana.
No es el único #Juanmaloharía olvidado en la capital y que parece que se usó para sumar votos y aupar al actual presidente de la Junta al cargo. A poco que se bucee en las redes aparece un vídeo del entonces candidato del PP al parlamento andaluz y ahora alcalde de Cádiz junto a Juancho Ortiz, ahora vicepresidente de Diputación y entonces candidato a alcalde de Cádiz frente al edificio de la antigua Escuela de Náutica de Cádiz.
Hace cinco años, de aquel video y ambos eran meros candidatos. Frente a las cámaras, con promesas en la línea de las que se suelen hacer en esos procesos electorales, aseguraban que su visión para la Escuela de Náutica incluiría el Museo de Arqueología Subacuática, en sintonía con “la historia y relevancia de esta institución” y de “ese punto de la ciudad”. El compromiso parecía firme, como suele suceder cuando uno está en la oposición y no se choca con la responsabilidad directa de gestionar.
El problema, para ambos, es que el vídeo sigue en Youtube, como refleja esta noticia de entonces:
Lo cierto es que cinco años después, con las tornas giradas y la derecha en el poder en las instituciones clave, la realidad es otra. La semana pasada, Junta y Ayuntamiento confirmaban la nueva orientación para la Escuela de Náutica: ya no se destinará a ese fin que había prometido Bruno García, sino a “actividades económicas no hoteleras”, según se comunicó públicamente.
Es un giro de guion un claro ejemplo del “donde dije digo, ahora digo Diego” del que tanto se abusa en la política actual. Los cambios de criterios o las nuevas visiones para un lugar o proyecto son algo comprensible, pero quizás necesitan ir acompañadas de una explicación al cambio de postura. Como la que tuvo el PP de Cádiz con la normativa para regular las viviendas turística, que tras oponerse durante años, ahora en el poder la usan aunque señalan que se ha quedado algo atrás.
La Escuela de Náutica, antaño un espacio con proyección académica, hoy se ha convertido en un triste reflejo de lo que sucede cuando las palabras se las lleva el viento. Lo que debería haber sido una promesa de revitalización cultural y educativa para Cádiz, acaba para “actividades económicas” genéricas, dejando atrás una parece que evidente oportunidad para potenciar esta instalación y este lugar con otro tipo de proyectos.