Cádiz ‘le echa la pata por lo alto’ a Vigo en las luces de Navidad

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El gasto en luces de Navidad está generando gran polémica en Cádiz. Foto: Eulogio García

Vigo ya no será la capital de la iluminación navideña. Abel Caballero, el alcalde vigués, no podrá sacar pecho en el encendido de que son la ciudad con más iluminación navideña. Ni su rival en esta derrochona batalla será Nueva York. El alcalde de Cádiz, Bruno García, le ha echado la pata por lo alto en esta aspecto, como se dice popularmente.

El diario El País, en una información de Jesús A. Cañas publicada este martes, ha revelado que Cádiz ha superado a Vigo como la ciudad que más gasta por habitante en iluminación navideña.

Esta noticia ha causado un gran revuelo en la ciudad, ya que la inversión destinada por el Ayuntamiento de Cádiz, gobernado por el Partido Popular, se ha disparado hasta los 17 euros por vecino, más del doble que los casi ocho euros que invierte Vigo. La medida está siendo fuertemente criticada por la oposición, que la considera un derroche innecesario, especialmente en un contexto económico y social complicado para la ciudad gaditana.

El artículo de El País destaca que el plan del Consistorio incluye no solo la Navidad, sino también el alumbrado del Carnaval y otras festividades locales, como Tosantos y La Palma. En total, el gasto asciende a más de 3,8 millones de euros para los próximos dos años, una cantidad elevada que ha llamado la atención de la oposición. En Adelante Cádiz, el partido que gobernaba previamente Cádiz, su portavoz, David de la Cruz, señala que esta medida es “una barbaridad, además de antigua y hortera”. De la Cruz también ha recordado que bajo la gestión anterior, el gasto por vecino en luces apenas alcanzaba los cuatro euros, en un intento por mantener una política de austeridad en un contexto de dificultades económicas.

Este gasto esta generando una considerable controversia, como destaca el artículo de El País, y más aún desde la publicación de la informació. Sobre todo si se compara con el presupuesto destinado a la iluminación ordinaria de la ciudad. El contrato para el alumbrado diario, recién adjudicado, asciende a 1,8 millones de euros para los dos próximos años, lo que representa menos de un tercio del gasto destinado a las luces festivas. Parece difícil de justificar que se destine más dinero a decorar las calles durante unas semanas al año que a mantener la iluminación diaria en condiciones adecuadas, especialmente en una ciudad con problemas de inseguridad y con barrios que requieren mejoras en su iluminación rutinaria.

Sin embargo, el equipo de gobierno del PP ha defendido la medida, argumentando, que la inversión no se destina exclusivamente a las luces de Navidad. Según el Ayuntamiento, los 17 euros por habitante incluyen también la decoración para otras fiestas como el Carnaval, y una parte significativa del presupuesto se dedicará a la instalación de nuevas estructuras en la avenida principal de la ciudad. El equipo del alcalde Bruno García justifica esta inversión inicial debido a la eliminación, en el mandato anterior, de las torretas necesarias para instalar arcos iluminados, lo que obliga ahora a un gasto que no será necesario en licitaciones futuras.

La ciudad de Vigo, conocida por la desmedida apuesta de su alcalde, Abel Caballero, por las luces navideñas, queda relegada al segundo lugar. Vigo ha sido famosa por su competencia con Nueva York en cuanto a decoración navideña, una carrera que el alcalde socialista ha alimentado en cada ocasión. En contraste, el actual alcalde de Cádiz no ha mostrado intención de convertir esta medida en un espectáculo mediático, aunque su decisión ha despertado numerosas críticas a nivel local, como explica la información de El País.

Un gasto difícil de justificar en Cádiz

El gasto en iluminación navideña, si bien puede tener un impacto positivo en la economía local a corto plazo al atraer turistas y fomentar el consumo, resulta controvertido en una ciudad como Cádiz, que enfrenta serios problemas estructurales. La capital gaditana lleva décadas sufriendo una sangría poblacional que ha reducido su número de habitantes a 111.811, lo que dificulta cada vez más la sostenibilidad de muchas políticas públicas. Además, la ciudad presenta altos índices de paro y un tejido empresarial debilitado que, desde muchos sectores, consideran que debería ser el foco de las inversiones municipales.

La oposición no solo ha señalado el gasto como excesivo, sino también como insensible a las necesidades reales de la ciudad. David de la Cruz ha destacado que la iluminación ordinaria, especialmente en algunos barrios que sufren de inseguridad, debería haber sido una prioridad, y ha pedido que se adopte una “perspectiva de género” para mejorar la iluminación en estas zonas. La inversión en luces navideñas, por tanto, aparece como una decisión desconectada de las prioridades sociales y económicas de Cádiz, una ciudad que, según De la Cruz, necesita políticas más centradas en el bienestar de sus habitantes que en generar espectáculo.

Para el Ayuntamiento de Cádiz, sin embargo, la decisión tiene un claro objetivo: mejorar la imagen de la ciudad y atraer visitantes durante la temporada navideña y carnavalesca, lo que, en su opinión, podría generar un retorno económico que justifique el gasto. El equipo de gobierno sostiene que, con esta inversión, se espera revitalizar el comercio local y generar un ambiente festivo que impulse la actividad económica en la ciudad durante las fiestas.

Instalación con polémica

La instalación del alumbrado navideño comenzó desde mediados de septiembre, semanas antes de la publicación de la noticia en El País. Sin embargo, este despliegue de luces no ha estado exento de controversia. A medida que los operarios de Iluminaciones Ximénez avanzaban en la colocación de las decoraciones, numerosos vecinos de Cádiz han protestado por el uso de sus balcones sin previo aviso ni consentimiento. Los residentes se han quejado de que las estructuras del alumbrado se están fijando en sus propiedades sin pedir permiso, lo que ha generado tensiones en diversas zonas de la ciudad, especialmente en el casco histórico, donde la cercanía entre viviendas y calles principales hace necesario el uso de estos espacios.

Uno de los vecinos afectados comentó hace semanas que “han colocado luces en mi balcón sin decirme nada; me enteré cuando vi a los operarios en la ventana. Nadie me ha pedido autorización y creo que, al menos, deberían habernos consultado”. Este tipo de quejas han ido aumentando a medida que avanzan las semanas, sumándose a las críticas por el elevado gasto destinado a este alumbrado.

El plan de alumbrado extraordinario contempla la instalación de luces en un total de 100 calles de la ciudad, lo que supone un aumento considerable respecto a los últimos años. En total, se iluminarán 32 calles del casco histórico que anteriormente no se decoraban, y 23 más en la zona de Extramuros. Esto representa un cambio significativo en comparación con la política de austeridad implementada por el anterior alcalde, José María González, Kichi, bajo cuyo mandato la inversión en luces navideñas se redujo drásticamente y se limitó en ocasiones a la decoración del Carnaval, lo que generó duras críticas en su momento.

El despliegue lumínico estará a cargo de la empresa Iluminaciones Ximénez, una de las líderes mundiales en el sector, que ya trabaja en la instalación de las decoraciones. Esta empresa también es responsable del alumbrado navideño de Vigo, lo que establece un curioso vínculo entre las dos ciudades que ahora compiten por el título de la más iluminada.

Una de las críticas más duras a la actual gestión del Ayuntamiento de Cádiz es la manera en que se ha llevado a cabo el proceso de licitación y aprobación de estos gastos. Según David de la Cruz, muchas de estas decisiones se han tomado “por la puerta de atrás”, sin la debida transparencia y en un contexto en el que el consistorio también ha aprobado medidas polémicas como el aumento de la tarifa del agua. De la Cruz acusa al equipo de gobierno de priorizar “las luces de Navidad por encima de las políticas sociales” y de actuar de manera insostenible, tanto desde el punto de vista medioambiental como económico.

El Ayuntamiento, por su parte, defiende que la ciudadanía ha demandado un mayor esfuerzo en la decoración navideña, y que la inversión está justificada por el retorno que generará en forma de turismo y actividad económica. Sin embargo, las dudas persisten, y muchos se preguntan si este gasto realmente beneficiará a una ciudad que enfrenta desafíos mucho más profundos.