La plataforma ciudadana Cádiz Resiste ha calificado el año 2024 como “devastador“ para la ciudad, señalando el impacto de las subidas históricas en el precio de la vivienda y el auge descontrolado del turismo, que consideran nocivo tanto para los habitantes como para la identidad local.
La combinación de estos factores está convirtiendo a Cádiz en una ciudad cada vez más difícil para residir, señalan desde el colectivo, lo que demuestra el éxodo anual de aproximadamente 1.000 habitantes.
2024 ha sido un año en el que la población de Cádiz, como la de otras muchas ciudades, se ha mostrado especialmente sensible al problema de la turistificación. Casos como el de María Muñoz Orihuela, la anciana de 83 años que a la que pretendían echar de su casa desde 1967 para, según temía la familia, instalar pisos turísticos como en el resto de la finca, puso de nuevo los focos en esta problemática.
Este caso acabó con la compra de la casa por parte de la Fundación Cádiz CF, que permite que María siga viviendo en ella, pero la realidad de la proliferación desmedida de estos pisos turísticos ha centrado el debate público y político en la ciudad este año. Según María Sánchez, portavoz de la plataforma Cádiz Resiste, “cerramos un 2024 devastador para Cádiz, con subidas históricas del precio de la vivienda y de la burbuja turística tan nociva para la ciudad. Mientras todo esto sube, seguimos perdiendo vecinos».
Un modelo insostenible
La crisis habitacional ha alcanzado niveles insospechados en Cádiz, con precios por metro cuadrado que se sitúan en máximos históricos tanto en la venta como en el alquiler. Paralelamente, la oferta de alquileres de larga duración es prácticamente inexistente, en parte debido al aumento de viviendas destinadas al turismo. Cádiz Resiste señala que este problema no es casual: la creciente turistificación está estrechamente ligada a la especulación inmobiliaria, agravando el acceso a la vivienda para los residentes locales.
“En una ciudad donde el doble de hoteles han surgido en solo una década, el impacto es evidente”, añade Sánchez. «No solo se ha duplicado el número de hoteles en los últimos diez años, sino que Cádiz es ahora el municipio español que más cruceristas recibe por habitante, con seis turistas por cada residente».
La situación en el casco histórico es particularmente alarmante. Allí se concentra la mayor parte de los alojamientos turísticos, superando ya las 15.000 plazas registradas, lo que equivale a más del 10 por ciento de la población local. Además, Cádiz Resiste denuncia la proliferación de viviendas turísticas ilegales, que aumentan la saturación en la ciudad sin contribuir a la regulación del problema.
Propuestas para un cambio de modelo
Para revertir esta dinámica, Cádiz Resiste ha presentado una serie de medidas concretas que, según la plataforma, ayudarían a aliviar la presión sobre la ciudad y mejorar las condiciones de vida de sus habitantes. Entre estas propuestas destacan:
- Moratoria de licencias para nuevos alojamientos turísticos en 2025.
- Construcción de vivienda pública para alquiler a precios accesibles.
- Limitación del precio de los alquileres, declarando Cádiz como zona tensionada, algo que requiere el respaldo de la Junta de Andalucía.
- Tasa turística para financiar servicios en beneficio de la población local.
- Revocación de licencias en áreas donde la saturación turística ha alcanzado niveles insostenibles.
- Incremento de impuestos, como el IBI y la tasa de residuos, aplicados a las viviendas turísticas y hoteles.
- Persecución eficaz de los alojamientos ilegales.
“Estas medidas son esenciales para garantizar que Cádiz sea un lugar donde podamos seguir viviendo sus habitantes. Estamos perdiendo a nuestros vecinos año tras año, y la vida en la ciudad se está volviendo cada vez más complicada”, explica Sánchez.
Consecuencias más allá de la vivienda
El impacto del modelo turístico en Cádiz no se limita al ámbito de la vivienda. Según Cádiz Resiste, esta dinámica también afecta otros aspectos fundamentales de la vida en la ciudad:
- Precariedad laboral: “Seguimos sufriendo precariedad laboral”, subraya Sánchez. Los empleos generados por el turismo suelen ser temporales, inestables y mal remunerados, lo que dificulta el desarrollo económico sostenible.
- Sobrecarga de servicios públicos: El transporte, la sanidad y otros servicios esenciales están bajo una presión constante debido al flujo masivo de turistas.
- Desaparición del comercio local: Negocios tradicionales están siendo reemplazados por establecimientos orientados exclusivamente al turismo, lo que contribuye a la pérdida de identidad de la ciudad.
- Degradación ambiental: La afluencia de cruceros y turistas incrementa la contaminación y pone en peligro los ecosistemas locales.
“Los servicios públicos están sobrecargados y nuestros comercios están desapareciendo. Todas estas cuestiones nos hacen a las vecinas de Cádiz la vida cada vez más difícil”, insiste Sánchez, quien recalca que la situación actual no solo afecta a los residentes, sino que también atenta contra la esencia misma de la ciudad.
Una llamada a la acción
La plataforma lamenta la falta de respuesta por parte de las administraciones públicas, calificándola como una “dejadez sonrojante”. Piden medidas valientes y decididas para abordar la problemática: “El Ayuntamiento y las administraciones tienen que frenar esta especulación”. Además, Cádiz Resiste subraya la importancia de la movilización ciudadana para generar presión y exigir soluciones.
Cádiz, una ciudad conocida por su rica historia y su singular identidad, enfrenta un reto monumental. Sin un cambio inmediato en la gestión del turismo y la vivienda, el riesgo de perder tanto a su población como a su carácter distintivo es inminente. Como concluye Sánchez, «este modelo está atentando contra nuestra identidad como ciudad».