Colectivos culpan al Ayuntamiento por la última muerte de una persona sin hogar en Cádiz

La muerte de Rosa, de 59 años, pone en evidencia la falta de atención institucional hacia las personas sin hogar en Cádiz, según denuncian Nadie sin Hogar y Despertares.

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Una persona sin hogar en un escaparate de la calle San Francisco de Cádiz. Cinco personas sin hogar han fallecido en la calle en lo que va de año.

La muerte de Rosa, la persona sin hogar que falleció en la calle Abreu ayer jueves 28 de noviembre, está generando fuertes críticas de colectivos sociales al Ayuntamiento de Cádiz y a su concejal de Auntos Sociales, Pablo Otero.

Esta mujer es la quinta persona sin hogar que fallece en Cádiz en lo que va de año, una realidad ante la que diferentes colectivos sociales vienen denunciando desde hace meses falta de atención por parte del Consistorio. Algo que incluso han llevado ante el Defensor del Pueblo Andaluz.

Rosa, una mujer sin hogar de 59 años (no 62 como se publicó inicialmente) y natural de Logroño, falleció en la calle Abreu, a un paso del Mercado Central de la ciudad, y se ha convertido en la quinta persona sin hogar que pierde la vida en las calles de la ciudad este año. Diferentes asociaciones culpa al Ayuntamiento y a su concejal.

El Movimiento Nadie sin Hogar y la Asociación Despertares han emitido un comunicado conjunto señalando directamente al concejal de Servicios Sociales, Pablo Otero, como responsable de esta situación.

“Vivir en la calle mata”

El Movimiento Nadie Sin Hogar ha llevado este caso al Defensor del Pueblo Andaluz, solicitando su intervención urgente para que el Ayuntamiento de Cádiz cumpla con sus obligaciones legales hacia las personas en situación de sinhogarismo. Según su portavoz, Miki Carrera, la muerte de Rosa no puede considerarse “natural”, sino una consecuencia directa de la exposición prolongada a la intemperie y el desgaste físico y mental que supone vivir en la calle.

Diversos estudios respaldan esta afirmación, indicando que la esperanza de vida de las personas sin hogar se reduce en aproximadamente 20 años debido a las condiciones extremas que enfrentan. Carrera denunció además la limitada protección que ofrece el albergue municipal, que permite una estancia de solo siete días. “Nos gustaría saber si Rosa rechazó el albergue como dicen, o si la expulsaron tras agotar esos días. Si lo rechazó, tal vez fue porque sabía que después de una semana volvería a la calle. Ya basta de cinismo,” afirmó el portavoz.

Críticas a la gestión municipal

La Asociación Despertares también se ha sumado a las críticas hacia el Ayuntamiento y su equipo de calle. Su portavoz, Carlos Grimaldi, se pronunció con dureza sobre lo que considera una evidente falta de interés por parte del consistorio: “Ni al alcalde ni al equipo de calle les importa un carajo las personas sin hogar. Muchas luces de Navidad y la gente muriendo en la calle.”

Grimaldi destacó que su asociación, durante sus recorridos habituales de reparto, ha encontrado a numerosas personas en situaciones críticas de salud, algunas de las cuales han tenido que ser trasladadas al hospital. “¿El equipo de calle no se percata de cuándo una persona está mal? ¿Y la siguen dejando en la calle?”, se preguntó con indignación.

“Nuestra humanidad está en entredicho”

Ya ayer, cuando se conoció la trágica noticia, la Asociación Personas Sin Hogar con Derechos (PESHO-DE), se mostró muy crítica con esta realidad, calificando el sinhogarismo como una emergencia humanitaria. “Permitir que haya personas que siguen cada día sin poder tener al menos un techo donde refugiarse dice muy poco de nuestra sociedad y de nuestras políticas,” señaló.

Fernández subrayó que la muerte de Rosa pone en evidencia la indiferencia y el incumplimiento de las obligaciones por parte del equipo municipal. “Es una cuestión de humanidad,” afirmó, reclamando que se adopten medidas inmediatas para evitar más muertes en la calle.

Un síntoma de una crisis estructural

Los colectivos coinciden en que el fallecimiento de Rosa no es un caso aislado, sino un reflejo de una crisis estructural de desigualdad y exclusión social que afecta a muchas ciudades de España, pero que en Cádiz está alcanzando proporciones alarmantes. Según los datos de estos grupos, el sinhogarismo se ha agravado en los últimos años debido a la falta de recursos, la escasa capacidad de los albergues y la política de cierre de espacios donde las personas sin hogar solían refugiarse.

Mientras tanto, las muertes en la calle se acumulan como un recordatorio doloroso de que el sinhogarismo no es solo un problema de pobreza, sino también de indiferencia institucional. “No se trata de caridad, sino de derechos,” concluyó Carrera, quien insistió en que es el momento de actuar para garantizar un techo y una vida digna para todas las personas en situación de sinhogarismo.