La segunda reunión que los padres mantuvieron el pasado 16 de marzo ya les ha terminado de convencer: a los que se quedan y a los que se van. Estos últimos, familias de más de doce alumnos, van a cambiar a sus hijos de centro educativo porque no pueden asumir el coste mensual que pasará a tener el colegio María Milagrosa, en el barrio de La Viña, tras ser asumido por la Fundación Educatio Servanda, como colegio Juan Pablo II María Milagrosa.
Según ha explicado un grupo de padres, los 45 euros mensuales y “voluntarios” por niño (a partir del tercero, hay descuento) que plantea la Fundación para costear el mantenimiento del centro y los servicios que, a partir de ahora, ofrecerá el colegio, no son asumibles para algunas familias y despierta recelos, entre otras. “En la primera reunión nos dijeron que tendríamos muchos servicios, como el aula matinal, el comedor, actividades extraescolares….pero ahora nos hemos enterado que sólo incluye dos actividades”, explica uno de los padres afectados. “Aquí hay chiquillos que los demás padres tenemos que ayudar cuando van a hacer una excursión, por ejemplo, o cuando comienzan las clases de natación y no tienen dinero para que sus padres les compren un kit con el gorro, el bañador y la toalla. ¿Qué va a pasar ahora con ellos?”.
El anuncio de la apertura de una bolsa de becas no les tranquiliza, sino todo lo contrario. Para solicitar una beca o ayuda, lo primero que pide la Fundación es una carta firmada explicando su situación actual y la razón de solicitar ayuda, además de documentación como las tres últimas nóminas, la tarjeta de demanda de desempleo o el certificado de autónomo. Si los padres están separados, tendrán que presentar la documentación que aclare la situación y, en el caso de que sólo firme la solicitud uno de los padres, documentos que lo expliquen. Además, con la firma de esta solicitud, los padres aceptan la posibilidad de una visita, previo aviso, en su domicilio de una persona del departamento de Ayuda Social de la Fundación.
Pero no sólo se trata de dinero. Es también, “la formación que van a recibir nuestros hijos”. El ideario de la Fundación Educatio Servanda despierta muchas dudas porque, a pesar de que el colegio ha sido hasta ahora religioso, medidas como la separación de los niños y las niñas en aulas diferenciadas no son compartidas. En efecto, la Fundación informa que “los colegios Juan Pablo II son centros educativos mixtos pero para responder mejor a las dimensiones específicas del desarrollo personal y facilitar el máximo rendimiento académico mediante una mayor homogeneidad, en los colegios de grandes de líneas pares (cuatro o más), la docencia en Educación Primaria y Educación Secundaria Obligatoria se imparte en aulas diferenciadas, permaneciendo mixtos todos los espacios comunes (pasillos, patios, comedor…)”.
Entiende que “en estos niveles, los ritmos de crecimiento, maduración, centros de interés y desarrollo cognitivo son diferentes en chicos y chicas. Es una medida que pretende paliar el fracaso escolar de los chicos, casi el triple que el de chicas. En coherencia con el argumento fundamental de este modelo educativo, las aulas de Infantil y Bachillerato son mixtas”.
La Fundación Educatio Servanda anunció el pasado mes de febrero que se hacía cargo de este colegio que estaba pasando por dificultades económicas, después de ya asumir un centro infantil en la capital, el colegio Santo Ángel de Puerto Real y, más recientemente, el colegio San Pedro de La Línea de la Concepción.