No se puede decir que no defraudara, porque se esperaba mucho más de Gadir, el resurgir de los fenicios, el evento central del Cádiz Fenicia por venir de la mano de La Fura dels Baus. Ha sido un espectáculo que ha salvado, sobre todo, el artista gaditano (artistazo) Eduardo Guerrero.
Es cierto que se esperaban números aéreos, componentes visuales, sorpresas… pero lo que poca gente se esperaba es que Eduardo Guerrero se bautizara de la forma que lo ha hecho en La Caleta. Porque, sin duda, el bailaor gaditano ha sido lo mejor de un espectáculo al que, probablemente, le ha faltado algo de originalidad, riesgo creativo y espectacularidad. Lo que se espera de La Fura, básicamente.
Y es que ha quedó la sensación de que La Fura dels Baus no arriesgó lo suficiente. Se echó en falta algo más de originalidad, un riesgo creativo mayor. El espectáculo, aunque impresionante en muchos aspectos, se pareció demasiado a otros montajes anteriores de la compañía. Una cosa es que tenga su marca, su sello, pero otra es que se parezca demasiado.
Evidentemente no hay un espectáculo que sea completamenre original, todos beben o toman algo de otro, pero a veces esas inspiraciones son excesivas. Aunque sean de uno mismo, como parece haber pasado con La Fura. Es normal que tenga un estilo propio muy marcado, pero en esta ocasión, las similitudes con trabajos previos fueron notables de la compañía catalana. De hecho, el espectáculo dio la impresión de haber bebido demasiado de la propia Fura, sin explorar nuevas vías de expresión artística, lo que restó parte de ese factor sorpresa y la espectacularidad que la caracteriza. Baste mirar a su espectáculo Esfera Mundi representado hace dos años en Sevilla.
También puede ser que parte culpa en eso que se ha echado de menos lo hayamos tenido la propia gente de Cádiz, los propios medios de comunicación y el propio Ayuntamiento de Cádiz. Y es que de La Fura dels Baus se espera esa espectacularidad, esos números en el aire con participantes colgados, esas imágenes impactantes en lo visual y en lo espectacular. Y las ha tenido, pero al final, entre todos, les hemos hecho spoiler.
Desde anunciar los ensayos como parte de la programación del Cádiz Fenicia al publicar vídeos y fotos en las redes sociales. Desde la mañana de este sábado, todo el mundo conocía las partes más espectaculares y los golpes de efectos (muchos sin que supiésemos que lo era). Y ha restado el factor sorpresa. Ese que ha tenido, por mucho que se le conociera, Edu Guerrero, que literalmente se ha salido.
El espectáculo de algo más de una hora de duración ha cumplido alguno de sus cometidos. Porque no tenía solo el escénico. En lo escénico, representativo, ha cumplido porque Eduardo Guerrero ha dado un lección magistral de talento. Para quien no lo conociera (si quedaba alguien en Cádiz que no), ya lo conoce y para quién lo conocía y seguía, se ha superado. Con lo difícil que es ser profeta en tu tierra. Y más en Cádiz.
La música, con firma gaditana, también ha estado a un gran nivel. La gente se iba de La Caleta cantado el Gadir del final, lo que es una buena señal en lo musical. La historia, el guión, las presencias de los voluntarios y voluntarias, la batucada Samba Wanda… todo ha estado a un buen nivel. Mención especial el trabajo y la dedicación de la gente voluntaria que hizo las dos coreografìas a 30 metros de altura, coristas por cierto (los colgaos que estaban colgaos, que dijo alguien en la arena de La Caleta).
Se ha cumplido el segundo de los cometidos de este espectáculo, mejorar las sensaciones en la ciudadanía en torno al Cádiz Fenicia, lastrado por el pasacalles inicial. Este Gadir, el resurgir de los fenicios, estaba destinado a cambiarlo. Pero ha faltado algo.
Queda esa sensación de que ha faltado algo. No solo en términos de espectacularidad, sino también de riesgo creativo o de originalidad por parte de La Fura dels Baus. Demasiados elementos que recordaban a su espectáculo de hace dos años en Sevilla. En Cádiz, se esperaba algo más de originalidad a La Fura. Por 170.000 euros que ha pagado el Ayuntamiento por el espectáculo, qué menos.
El trabajo de coordinación y desarrollo sin duda han dado sus frutos. Pero el sello, la marca La Fura, no ha estado tan patente. Se le ha echado en falta. Quizás, usando un simil futbolístico, el entrenador no tenía que lograr la excelencia haciendo jugar a su equipo un fútbol de otra galaxia y solo tenía que cumplir con una buena clasificación ganando partidos sacándole el máximo partido a lo que tenía. Y, sin duda, darle tanto protagonismo a Eduardo Guerrero ha sido un acierto. Igual ese es el gran mérito de La Fura en este Gadir, el resurgir de los fenicios ha sido saber darle ese lugar preponderante al bailaor a falta de algo más de originalidad propia.