CÁDIZDIRECTO.- La ciudad tiene muchas bondades: su historia, sus monumentos, el Carnaval o su gastronomía. Pero a Cádiz siempre ha tenido fama por otros asuntos. A la Tacita de Plata siempre se la ha relacionado con la homosexualidad. Y es que en cualquier punto de España, cuando se nombra a Cádiz, entre otras muchas cosas que la gente conoce siempre hay quien dice: “¡Ah! ¡Cádiz! ¡Allí hay muchos mariquitas!”.
Y claro que hay homosexuales, pero como en cualquier lugar del mundo, ni más ni menos.
Pero entonces, ¿por qué tiene Cádiz este sambenito?
Durante muchos años se ha creído que se debía a que muchos homosexuales, durante el Franquismo, se quedaron en la ciudad cuando iban a tomar un barco a Canarias, que, según decían, era el único lugar donde los gays podían vivir tranquilos.
Además, durante los días previos a la salida del barco con destino a las Islas Afortunadas, los homosexuales hacían su vida normal en el centro de la ciudad, por lo que los foráneos pensaban que Cádiz era una ciudad donde vivían un gran número de homosexuales.
Sin embargo esta no es la verdadera razón de la fama de la ciudad. El historiador Francisco Vázquez ha dado con el motivo real sobre por qué a Cádiz se la conoce como una ciudad de “mariquitas”.
En su libro Crónica de una marginación. Historia de la prostitución en Andalucía (siglos XII-XX), se remonta hasta finales del siglo XIX, en 1898, tras el Desastre de la Guerra de Cuba.
El diputado malagueño Adolfo Suárez Figueroa publicó en el periódico El Nacional el artículo ‘El reino del sarasa’. El texto acusaba al gobernador civil de Cádiz, Pascual Ribot, de haber regulado, bajo cuerda, la prostitución homosexual masculina, algo prohibido entonces, cuando sí estaba permitido la prostitución femenina.
Ribot, que era cuñado del presidente del Gobierno Antonio Maura, y pariente del ministerio de Fomento, Gamazo, cobraba incluso impuestos e inspección médica.
En el artículo publicado por Suárez Figueroa aportaba pruebas de unas fichas en la que constaba que los prostitutos pagaban 15 pesetas por la cartilla sanitaria.
Esto provocó tal escándalo que su repercusión fue nacional.
Se habló entonces de que lo que ocurría en Cádiz no era sino reflejo de la degeneración de la virilidad de la sociedad española, lo que había provocado la debacle militar en por su falta de masculinidad y hombría.
Tal fue la repercusión que provocó la dimisión del gobernador civil de Cádiz, Pascual Ribot, y por lo turbio del asunto, incluso provocó una crisis de Gobierno que llevó a la dimisión del ministro Gamazo. Una serie de medidas que sorprendieron, ya que tras el desastre ocurrido en Cuba nadie del Gobierno dimitió.
Incluso cuando el antiguo gobernador civil quiso volver a Cádiz, se provocó un gran revuelo en la ciudad en contra de su presencia.
Así que, desde entonces, Cádiz tiene la fama de una ciudad de homosexuales.