A veces cuando vienen mal dadas y se consigue enderezar el rumbo solo hace falta una mano para terminar de salir del bache. Eso es lo que pide Iluminada Hurtado, una mujer que tras sufrir malos tratos rehizo su vida en Cádiz.
Con una hija de siete años y otro en camino, se quedó en paro pero tras volver a trabajar no ha podido ponerse al día con los pagos. La han desahuciado de su casa, algo que entiende, pero no encuentra otra vivienda en Cádiz que puede hacer frente con lo que gana trabajando en un bar de la ciudad. No pide caridad, pide que la ayuden, que le echen esa mano para volver a estabilizar (otra vez) su vida. Pide una ayuda ”de verdad, una ayuda real”.
El caso de Iluminada podría ser el de cualquiera en Cádiz. Estas unos meses en paro, no puedes pagar la casa y cuando vuelves a trabajar, la propiedad de la casa ya ha iniciado el proceso de desahucio. No es el único caso así en su inmueble, en el que solo quedan tres pisos ocupados, ya que están cerrados (y tapiados) los otros tres. En el vecindario temen que vayan a ser pasto del mercado de las viviendas turisticas. Con el eufemismo de viviendas de temporada: nueve meses para estudiantes o trabajadores y en los tres de verano… Multiplicar exponencialmente el precio del alquiler para turistas que lleguen a Cádiz.
Mientras, esta mujer ha ganado tiempo. El martes tenía el lanzamiento. La delegación judicial llegó a su casa y la encontró con todos sus enseres en el descansillo, dispuesta a entregar las llaves y abandonar la casa. Sin embargo, a alguien se le reblandeció el corazón. Una de las procuradoras de las partes propuso darle dos semanas más para que buscara otra vivienda. Una solución habitacional en la que meterse con su hija y su nueva pareja. Hasta el 24 de octubre.
“Claro, yo no me niego a dejar la casa porque en verdad el edificio se ha vendido y he estado una temporada sin trabajar, no he podido hacerme cargo de los gastos”, explica Iluminada con la voz entrecortada. “¿Qué pasa? Que yo tengo una menor a cargo y otro que viene en camino. Ya no sé si es una suerte o una desgracia”, añade, con una mezcla de ironía y resignación. Lo cierto es que Iluminada, lejos de rendirse, busca una solución. No pide que le regalen nada, solo una ayuda que le permita encontrar un hogar asequible donde pueda vivir con su hija de siete años y el bebé que está esperando.
La pescadilla que se muerde la cola
Y ahí llega el problema, la pescadilla que se muerde la cola. El mercado del alquiler en Cádíz está inaccesible para la gente que vive y trabaja en la ciudad. Con una nómina de casi 1.300 euros y un jefe dispuesto a aparecer de avalista en el contrato de alquiler, no encuentra nada con las mínimas condiciones y que pueda pagar con esos ingresos. Pide ayuda a las administraciones. Y no llegan. “Me dijeron que como tengo una nómina y un trabajo, que perfectamente me puedo pagar un hostal o un hotel”, comenta indignada. Esa fue la respuesta inicial que recibió de los servicios sociales del Ayuntamiento, una opción que, a todas luces, no es viable. Además, se le ofreció pagar la mitad de los costes del alojamiento, pero solo para ella y su hija, excluyendo a su pareja, lo que agrava aún más su situación. Finalmente le ofrecen ayudarla con la fianza y el mes por adelantado del posible piso de alquiler que encuentre. Pero no aparece. Pide que el Ayuntamiento la ayude en esa búsqueda. No ha tenido respuesta aún a esa petición.
Iluminada ha vivido esta realidad de Cádiz, la ciudad de la que se enamoró y se vino a rehacer su vida, de manera directa, buscando sin descanso una vivienda dentro de sus posibilidades, pero el mercado inmobiliario de Cádiz parece cerrado para muchas familias trabajadoras. “Estoy buscando casas, pero lo que veo en inmobiliarias son alquileres de 800 o 900 euros al mes”, señala. Y eso es más de lo que su salario puede cubrir
El Ayuntamiento le ha planteado opciones que, en su situación, resultan insuficientes. La posibilidad de ingresar en un hostal pagado parcialmente por los servicios sociales solo cubre su estancia y la de su hija, mientras que su pareja quedaría fuera de la ecuación. “Es escandaloso, en plan, te pagamos un tanto por ciento, pero solo para ti y para tu hija, tu pareja que se busque la vida”, afirma con frustración.
Iluminada ya ha pasado por momentos difíciles en el pasado, y su miedo principal es perder la estabilidad que tanto le ha costado conseguir. “Hace cinco años me tutelaron a mi hija por una situación de violencia de género, no porque ella sufriera directamente, porque yo los permitía, pero ahora que todo está bien, tengo miedo de que vuelva a pasar algo parecido si no tengo un techo donde vivir, que me la quiten”, confiesa con nerviosismo. Esas experiencias dejaron marca en su vida, y ahora teme que los Servicios Sociales intervengan de nuevo si no logra encontrar un hogar a tiempo.
Una oportunidad para seguir adelante
Iluminada no busca que el Ayuntamiento le de una casa, ni quiere aprovecharse de la situación. Solo pide una ayuda realista para encontrar un hogar digno. “No quiero que me den una vivienda gratis. Solo quiero que me ayuden a encontrar una que pueda pagar, una casa que sea asequible para mí”, insiste. Su deseo es claro: continuar trabajando y proporcionando estabilidad a su familia, pero para ello necesita el apoyo de las instituciones, un apoyo que, hasta ahora, ha sido más simbólico que efectivo. Esa mano que siempre hace falta para salir del bache.
Además, el temor a ser señalada y vigilada constantemente por su pasado la acompaña. “Aunque no quieran, me miran con lupa. Tengo miedo de que si no encuentro una solución rápida, me quiten a mi hija otra vez”, comenta entre lágrimas. Esa angustia es lo que impulsa a Iluminada a no rendirse y a seguir buscando un hogar, aunque el tiempo juega en su contra.
La Solidaridad: Una Luz en la Oscuridad
Iluminada ha encontrado apoyo en su trabajo. “Mi jefe se ha ofrecido incluso a ser mi fiador, sabe la situación que tengo y me ha apoyado en todo momento. Hasta me ha ofrecido reducirme las horas de trabajo para que pueda buscar casa”, relata. Sin embargo, esa reducción de horas implicaría también una reducción salarial, lo que complicaría aún más la búsqueda de una vivienda asequible. Es un círculo vicioso del que es difícil salir.
Además, un concejal de la oposición, David de la Cruz, ha mostrado interés por su caso, siendo el único representante político que ha intentado ayudarla. “Es la única persona del Ayuntamiento que se ha interesado por mi caso, y ni siquiera es del gobierno municipal”, cuenta, agradecida pero también sorprendida por la falta de acción por parte de quienes deberían estar gestionando este tipo de problemas.
Una historia que se repite
La situación de Iluminada es una entre muchas en Cádiz. La presión inmobiliaria, la gentrificación y la falta de vivienda accesibles están afectando a numerosas familias que, como ella, solo buscan un lugar digno donde vivir. “Yo sé que la mitad de Cádiz anda como yo. Hay gente en peores condiciones, yo trabajo nueve horas al día y mi hija está bien cuidada, ¿y qué recibo yo?”, se pregunta con frustración.
Iluminada refleja el sentir de mucha gente de Cádiz que ven cómo la ciudad es cada vez más inaccesible para su gente. “Mi sueldo se queda aquí en Cádiz, pero los pisos turísticos se los están llevando gente de fuera, personas que vienen de Madrid, compran y ese dinero se va, no se queda aquí”, expresa con desazón.
Iluminada sigue luchando, buscando una solución antes de que el tiempo se le agote. “No quiero vivir con la incertidumbre de no saber si tendré un techo para mis hijos”, concluye. Lo único que espera es que el Ayuntamiento y las instituciones escuchen su historia y la de tantas otras familias como la suya, ofreciendo no caridad, sino soluciones realistas que permitan a quienes trabajan y luchan cada día seguir adelante sin el temor constante de perderlo todo.
Ofertas municipales
Desde el Ayuntamiento se señala que la ciudadana fue atentida este pasado martes por los Servicios Sociales, “el mismo día que acudió para solicitar ayuda con su situación respecto a la vivienda”, destacan. En vista de sus circunstancias, añade, se le informó de los recursos de los que se dispone, y se constató que no podía acceder a varios de ellos por su nivel de ingresos mensuales. Fuentes municipales señalan que se le ofreció entonces la posibilidad de estar en la pensión unos días, opción que Iluminada. Poseriormente se le dijo que acudiera a la oficina de OMDEVI para que se le pudiera ayudar con la búsqueda de vivienda.