CÁDIZDIRECTO/J.M.García Bautista.- Recuerdo que fue un día muy especial, allí estaba hablando acaloradamente un menudo sacerdote que, entre aspavientos y palabras llenas de pasión, se afanaba en defender un punto de vista siempre salpicado por su infinita devoción, era el padre Jorge Loring s.j. y el objeto de porfía su amada Sábana Santa.
Loring fue uno de los mayores expertos mundiales sobre el tema de la Síndone, jamás lo ocultó como jamás ocultó su creencia que el lienzo que se venera en Turín fue la mortaja que envolvió a Jesús de Nazaret una vez fue desclavado de la cruz y trasladado a la tumba de José de Arimatea en el siglo I de nuestra era. Hablar con él sobre este particular era acceder a una de las bibliotecas humanas específicas más importantes del mundo.
Mi buen amigo Jorge Loring ya no volverá a hacerlo en esta vida, falleció el pasado 25 de Diciembre -tengo claro que Jorge de haber elegido una fecha para marcharse de entre los vivos hubiera elegido esa o el Jueves Santo-, Navidad, para quizás acceder -por fín- al secreto que tanto defendió y escuchar de boca de su protagonista principal si el lienzo es auténtico o una falsificación del medievo.
Tenía 92 años, pero a Jorge Loring la edad no le asustaba si se trataba de defender sus convicciones religiosas. A primeras horas de la tarde del día de Navidad, falleció en la clínica El Ángel como confirmaría la comunidad jesuita de Málaga.
Su vida fue sobresaliente, hijo del ingeniero Jorge Loring Martínez -que fundó una línea de dirigibles entre Sevilla y Buenos Aires- y bisnieto de Jorge Loring y Oyarzábal nació en Barcelona un 30 de septiembre de 1921, ingresó en el Colegio de Ntra. Sra. del Pilar, de los marianistas de Madrid, con seis años y su vida no fue precisamente fácil.
A punto de cumplir los 15 años sufre una dura tragedia familiar, España estaba sumida en la Guerra Civil y los republicanos asesinan. Aquel episodio triste quedaría marcado en la memoria del joven Jorge Loring.
Viaja de la capital de España a la mediterránea Málaga para estudiar bachillerato en el Colegio San Estanislao de Kostka para regresar a Madrid para cursar ingeniería en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ICAI). No obstante la vida le llamó por el camino de la reflexión y la oración y con 33 años, en 1954 es ordenado sacerdote.
El mismo destino que se cruzó con su vida poniendo ante sí el misterio de la Sábana Santa hizo que Andalucía también se cruzara en su vida, y concretamente esta tierra gaditana cargada de arte y devoción.
Su ministerio fue ejercido, durante su estancia en España, en Cádiz, en los astilleros y en El Puerto de Santa María donde se le conocía y tenía un gran cariño.
Fue durante más de 25 años el encargado espiritual de varias fábricas de Cádiz, guardaba especial devoción por San Francisco Javier y fue tal el cariño a esta tierra que el Ayuntamiento lo nombró, en 2006, Hijo Adoptivo de la ciudad, por ello las banderas han permanecido a media asta, por el dolor sentido ante la pérdida de uno de sus hijos más queridos.
Gaditano de corazón no olvidó su labor de evangelizar y los actos donde predicaba trataba de llevar la Palabra de la forma más enfervorecida y pasional, famosas fueron su intervenciones en televisión o en las muchas entrevistas que le realizaron donde sus argumentos no dejaban resquicio a las dudas.
Jorge Loring tenía la capacidad de llegar de forma sencilla a la gente de la calle, hablaba como ellos, sin tecnicismos ni palabras rebuscadas y gustaba de un buen debate donde se pusiera de manifiesto los polos antagónicos de ciencia y religión.
Tenía otra pasión en su vida: la astronomía. Buscaba allí las respuestas que «aquí» no encontraba.
Pero como decía anteriormente su auténtico tema estrella era la Sábana Santa, participó en debates, entrevistas, foros, congresos en todo el mundo, y en todos trataba de demostrar que su punto de vista era el correcto y que la Síndone era auténtica, no por el lienzo en su sino por lo que subyacía: la realidad histórica de Jesucristo, otro encendido debate en el que él participaba.
Impartió conferencias con los mayores especialistas del mundo en esta materia: el palinólogo y criminólogo suizo Max Frei, el patólogo Dr. Bucklin, los afamados John Jackson y Eric Jumper del Laboratorio de Propulsión a Chorro de Pasadena y vinculados a la NASA, los médicos Tamburelli, Morano, Rodante, nuestro «hombre de la Sábana Santa» el meteorólogo Julio Marvizón y muchos otros.
Se atrevió además a plasmar sus pensamientos sobre este tema en obras como «La autenticidad de la Sábana Santa de Turín» (Crespo, 1978) o «La Sábana Santa, dos mil años después» (Planeta – Testimonio, 2000), donde trata de revelar algunos de sus secretos: si contuvo al cuerpo de Cristo, como se ha conservado hasta nuestros días, la opinión de la Ciencia sobre el lienzo, la prueba del carbono 14, su valor entre creyentes. Más de 30 años dedicado a su estudio y con mucho que contar.
Pero también escribió sobre cuestiones de fe como «Para Salvarte» (un compendio de las verdades fundamentales de la Religión Católica y normas para vivirlas» que vendió más de un millón de ejemplares en habla hispana y que fue traducido a diferentes idiomas.
Su obra literaria abarca mucho más como «Testimonio» -Autores Católicos Escogidos, 1975-; «Motivos Para Creer» (Planeta, 1999); «Los Evangelios. 2000 Dudas Resueltas» (Planeta, 2002) o «Más de 200 respuestas a preguntas que usted se ha hecho sobre la fe, la moral y la doctrina católica» (Editorial Libros Libres 2010).
Jorge Loring contestaba a toda la correspondencia que le llegaba, me decía: «si alguien se ha molestado en escribirme merece que yo me moleste en responderle», y aquella humanidad que desprendía te sorprendía. Miles de cartas y relaciones epistolares con todos los lugares del mundo hablando en negro sobre blanco sobre cuestiones de fe o de sindonología.
Internet llegó a su vida, con 88 años, y lejos de amedrentarse se subió en aquel barco virtual y comenzó a escribir su blog religionenlibertad que siempre tenía una entrada suya pues siempre estuvo actualizándolo.
En aquel encuentro que tuvimos, década de los 90 del siglo pasado, me dijo muchas cosas importantes que se quedarán en mi plano más personal pero otras las llevo desde entonces como bandera: «defienda sus ideas más allá de las verdades establecidas pues estas pueden ser gigantes con pies de barro», y tenía toda la razón, ¿cuantas cosas ciertas se han venido abajo de la forma más insospechada?
Hubo otra sentencia que me marcó: «con la verdad se va a todas partes José Manuel, la mentira es el engendro del demonio, la tentación de las almas puras y la salida de los que no tienen otro recurso…»
Cuando comenzamos aquella conferencia aquel sacerdote mayor, que hablaba bajito, casi susurrándote al oído, se transformó y se hizo un gigante en aquel escenario, tras de si una imagen de la Sábana Santa y su voz resonaba con tremenda potencia ante la vehemencia de sus argumentos y su defensa numantina de la Síndone, nadie discutía, todos escuchaban; el resto de los ponentes estábamos fascinados, aquel hombre era único como único era aquello que defendía.
Al acabar se acercó a mí, me tomó del brazo y me dijo susurrándome: «no hay peor sordo que el que no quiere oír y con la Síndone hay demasiados sordos voluntarios» mientras esbozaba una tremenda sonrisa y no paraba de saludar con extremo agrado a todo aquel que se le acercaba.
Genio y figura el padre Loring, «el cura de la Sábana Santa» como algunos le llamaban, un hombre querido vinculado a nuestra ciudad de Cádiz que hoy llora su perdida mientras lo blinda en su recuerdo.
Hasta siempre amigo, a estas horas seguro que ya conoces el secreto.