«Por favor Teófila, déjenos tener dignidad»

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Los puntos invisibles de la sesión

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Los gaditanos celebraron un Pleno paralelo cargado de protestas y reivindicaciones.

Inmaculada Muichimuina intervino durante el turno de palabras. Comenzó a hablar, pero la voz se le quebró, las lagrimas brotaron y dijo con rabia: “lo que para ustedes sólo es un punto del Pleno, para mí es la vida”.

Inmaculada acudió de nuevo al Ayuntamiento. Otro lunes más. Comienza a ser rutina. Pidió para ella, para sus compañeros y sus familias, que viven el drama del desempleo, que carecen de una licencia para vender los domingos en la avenida Gómez Ulloa. Representa a la plataforma Baratilleros sin licencias, trabajadores que ven en el mercadillo de los domingos una de las escasas posibilidades de ganar algunos euros. “La oportunidad de llenar los lunes la nevera para mis hijos”, aseguró la mujer con un discurso roto ante el micrófono y un papel arrugado, con anotaciones, que sujetaba en la mano derecha.

Se celebraron dos Plenos. Dos sesiones. Una protagonizada por los mensajes estériles de los políticos. Otro por los gaditanos. Sus miedos y sus protestas.

Empezó temprano con los trabajadores del metal, que se agolparon ante la puerta del Consistorio. Sólo pudo entrar una decena, que fue desalojada alrededor de las once de la mañana de la casa consistorial.

El resto no pudo. “Aforo completo”, argumentaron en la entrada. La sala permaneció medio vacía.

Desde la calle se escucharon durante toda la mañana los gritos, las reivindicaciones, que retumbaban entre las paredes del salón donde se celebraba el acto oficial. Justo allí, delante de los asistentes y presidiendo las bancadas de los concejales, habían colocado dos imponentes carteles tras los incidentes del pasado mes: “Durante las sesiones, se ruega permanecer sentados y en silencio. Art. 44. Regl. Org. Excmo. Ayuntamiento de Cádiz”.

En la plaza de San Juan de Dios nadie respetaba las órdenes.

“Reivindicamos carga de trabajo. Esta sólo es una de las acciones que vamos a seguir llevando a cabo”, afirmó un representante de los soldadores, que acompañó a un grupo compuesto por unos 60 trabajadores. Luego, pidieron la palabra y hablaron claro a los políticos. “Necesitamos trabajar, detrás de nosotros hay familias que dependen de nuestros sueldos”. Silencio como respuesta.

Tampoco faltaron las limpiadoras. Mantienen su lucha, no se rinden, “son muchos años limpiando”, argumentó una de las mujeres perjudicadas. Una señora sexagenaria, que asiste impotente al recorte de su nómina. “Mire usted, José Blas, yo sigo teniendo el mismo trabajo que antes, echo las mismas horas, ocho, y sólo cobro doscientos euros. Reza que sólo trabajo dos. Y se lo puedo demostrar que es verdad, que me están explotando”, argumentó con un mensaje tan claro como sencillo.

No faltaron los recuerdos para Galicia, para su gente, para las víctimas. Ni la intervención de Lorenzo Jiménez, su primer día tras otro arresto domiciliario por pegar carteles informativos en la plaza del Palillero. “Este Ayuntamiento es corrupto, negoció como una empresa imputada en el caso Palma Arena la colocación de las pantallas LED por toda la ciudad”, dijo este vez relajado y de cara a los políticos.

Pudo hablar Charo Galván, a quien se le negó la palabra en la última ocasión, e incluso una mujer del público cuyo turno no estaba anotado.

También participó el Colectivo de Desempleados, que cumple un año con su demanda de trabajo para los gaditanos.

Se cerraron las puertas del Ayuntamiento sobre las siete de la tarde. Para los concejales había finalizado la jornada. Para los trabajadores comenzaban sus manifestaciones en la calle. “Obreras somos, obreras seremos y nuestro trabajo siempre defendemos”, cantaban las limpiadoras. Un cántico que se ha convertido en la banda sonora que acompaña a cada final de sesión los últimos lunes de cada mes.