Este jueves el Hotel Olom, situado en la plaza de la Catedral de Cádiz, ha acogido la presentación del libro La Bahía de Cádiz y sus Almadrabas junto a sus autores Emilio Martín Gutiérrez y Enrique José Ruiz Pilares, especializados en el área de historia medieval. Ambos investigadores de la Universidad de Cádiz han explicado la importancia de la ciudad de Cádiz en el siglo XV con la industria de la almadraba, destacando la relevancia de reivindicar históricamente su identidad al respecto, capital que además mantuvo su almadraba más antigua en el siglo XV.
La publicación, con el subtítulo Recursos Naturales. Paisajes. Sociedad (siglo XV), ha sido editada por Silex Ediciones en colaboración con la Universidad de Cádiz. La obra literaria explora la historia, tradiciones y técnicas de pesca de atún en la región, aportando una visión detallada de la historia y el patrimonio marítimo de Cádiz.
Por un lado, Emilio Martín Gutiérrez, Catedrático por la Universidad de Cádiz y miembro del departamento de Historia, Geografía y Filosofía, ha explicado que La Bahía de Cádiz y sus Almadrabas “pone la mirada en cómo se produce el aprovechamiento de una serie de recursos naturales que están asociados tradicionalmente, pero de manera equivocada, a ecosistemas marginales, por un lado las marismas y por otro lado la playa. Así, el profesor ha señalado que las cuatro almadrabas identificadas en el libro, las cuales aparecen en los paneles cartografiados por Pablo Fernández Lozano, estaban repartidas con una en Rota y tres en Cádiz.
¿Era la almadraba una industria para la ciudad de Cádiz? Emilio Martín no tiene dudas al respecto. El historiador ha destacado que una de las almadrabas de la época estaba situada en la Plaza de España, “que no era la más importante, pero sí la más antigua”. En palabras del profesor, “la más importante fue la situada en las Torres de Hércules”.
Emilio Martín Gutiérrez, Catedrático de la Universidad de Cádiz y autor del libro La Bahía de Cádiz y sus Almadrabas (S. XV) , explica que la almadraba más antigua de atún se encontraba en la Plaza de España de Cádiz 😲 pic.twitter.com/kMmFwHTkA1
— Cádiz Directo (@CadizDirecto) May 9, 2024
“En el año 1540 la ciudad de Cádiz aprueba una ordenanza para regular el tráfico marítimo, que cada vez era mayor. Los barcos que venían del norte de Europa a cargar a la zona del muelle tiraban el lastre, con el problema que con las piedras y la arena removía el agua y esto asustaban a los atunes”, explica.
Enrique José Ruiz Pilares, coautor del libro y profesor del departamento de Historia, Geografía y Filosofía de la UCA, ha destacado que “los primeros atunes entraron en lo que conocemos hoy en día por la Plaza de España de Cádiz”. Además, añade, “hay indicios que pueden llegar a la conclusión de que en el siglo XII, en época andalusí, se habla de la existencia de una casa de los atunes”. Esa sociedad de Cádiz, que abarca del siglo XII al XV era una sociedad pesquera, pero todavía no era un gran comercio marítimo.
El Marqués de Cádiz, Rodrigo Ponce de León, “cuando toma la ciudad en 1466 vio con claridad que Cádiz tenía una gran oportunidad, pues mantenía tenía relaciones con los portugueses, los genoveses y los sicilianos e invirtió en infraestructuras para la industria pesquera, además de traer esclavos del norte de África para el trabajo duro”.
La industria de la almadraba del Marqués de Cádiz “doblaba y triplicaba a la que tenía el duque de Medina Sidonia en sus territorios, Enrique de Guzmán”, quién más tarde empezaría a invertir en ella para aprovechar las innovaciones realizadas por Ponce de León, pues está considerado el primer creador de la industria de la almadraba de la zona gaditana.
En aquel Cádiz medieval, “no solo se comercializaba atún sino que podemos sumar el comercio de la sal, que es fundamental y, por supuesto, el vino procedente de la zona de Jerez y del Puerto”, tal y como señala Emilio Martín.
Respecto a los trabajos realizados en aquella época, “en 1485, en aquel Cádiz, había taberneros, carniceros y también curas, “porque obviamente no podían faltar las misas”, destaca, añadiendo que “la prostitución también tuvo un papel importante, pues fue amparada por los Reyes Católicos”. Los trabajadores vinculados a la pesca del atún, “eran de Cádiz, otros del Puerto y de Huelva y, sin embargo, aquellos especializados en la elaboración de las redes eran de Sevilla”, explica.
“Se pescaba con la almadraba de tiro, teniendo que tirar hacia la orilla para traer el atún. Mientras que los pescadores especializados se encargaban de lo que sería la parte más pesquera, de la parte más dura que era jalar de la cuerda, para traer el atún, se encargaban los esclavos”, destaca Enrique José Ruiz.
Tanto Emilio Martín como Enrique José Ruiz han aunado en la importancia de que la ciudad de Cádiz “reflexione sobre su patrimonio y reivindique su identidad y papel primordial en la historia de la almadraba y el atún”, como así lo hacen en municipios como Conil o Barbate.
Ambos historiadores han tenido palabras de agradecimiento para la Librería Manuel del Falla por su implicación en la difusión de la obra, además de para las personalidades institucionales allí presentes, medios de comunicación y público en general.