De la letra pequeña al phishing: las trampas cotidianas que los españoles han aprendido a ignorar

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El galopante avance de la tecnología ha revolucionado nuestra forma de vincularnos con el entorno. Los medios virtuales se han convertido en una esfera recurrente mediante la cual gestionamos casi toda nuestra vida cotidiana. Cada día nos adentramos en el universo digital, ya sea para realizar compras, abonar servicios, trabajar, entretenernos o hasta incluso estudiar.

Las comodidades y las ventajas acarreadas por las tecnologías virtuales son realmente inagotables. Sin embargo, toda revolución arrastra, también, sus claroscuros. En este caso, fueron las estafas virtuales; un mal que durante los primeros años de auge digital fue difícil de contener. Al día de hoy, la ciberdelincuencia ya es un fenómeno identificado por la población que, aunque continúa siendo peligroso, es posible de prevenir.

Tanto las empresas como los sectores estatales se enfocaron en la concientización sobre fraudes en internet, como el robo de datos bancarios o personales mediante el phishing. Aunque estas estafas están naturalizadas, los españoles ya saben cómo detectarlas. Es importante sostener la educación sobre la materia, ya que los ciberdelincuentes se alimentan de nuevas tecnologías para sofisticar sus maniobras y proceder con sus estafas. Algunas de las más habituales, son las siguientes:

Promociones demasiado buenas para ser reales

Entre los métodos de manipulación más comunes, aparecen las promociones pomposas: correos electrónicos y mensajes de texto o WhatsApp que informan al usuario de un premio obtenido. Viajes y electrodomésticos suelen ser los recursos más utilizados para atraer a la víctima. Algunos comunicados invitan a la persona a contestar directamente con datos personales, otros llevan adjunto un enlace para que el usuario haga clic, con motivo de “rellenar los datos requeridos para recibir el premio”.

Viralizado el concepto de phishing, muchos españoles ya saben que los estafadores no solo intentan robar dinero, sino también datos personales. Con esto en mente, hay quienes ya descartan los mensajes automáticamente. Pero existen usuarios más incautos que tomados por el impulso hacen clic. La clave está en reconocer el tipo de mensaje; las empresas no regalan nada y si llegaras a ganar un premio o concurso, no te pedirán datos personales mediante vías no oficiales.

Correos con carácter de urgencia

Otro recurso que le ha resultado muy eficiente a los embaucadores son los correos electrónicos que acusan al usuario de una deuda. Generalmente, los estafadores suplantan la identidad de entidades bancarias de prestigio para otorgarse credibilidad. La realidad es que este tipo de fraude es uno de los más difíciles de identificar a causa de que la simulación es casi perfecta; utilizan los mismos logos, la misma tipografía y colores que las entidades oficiales.

La maniobra psicológica de los estafadores consiste en generar preocupación alterando el curso de acción del usuario que, preocupado por haber contraído una deuda que desconocía hasta el momento, procede con lo que se le pide para culminarla. Como consecuencia, la víctima gira dinero a alguna cuenta especificada en el correo o llama al número que figura en el cuerpo del texto, sin saber que se está comunicando directamente con el criminal.

Vishing: engaños mediante llamados telefónicos

Según estudios realizados por Statista, las llamadas de soporte falsas fueron una de las principales manifestaciones de fraude online en España durante 2022. Su recurrencia ha llevado a que se las englobe en una categoría denominada vishing, que hace referencia a los ataques de phishing realizados por teléfono.

Las llamadas fraudulentas de instalación de una herramienta son las más habituales, motivo por el cual las empresas del rubro implementaron campañas de concientización para clientes. El vishing es un tipo de estafa que genera un duro golpe psicológico. Cuando las víctimas cobran conciencia de que han brindado por voluntad propia sus datos personales o bancarios a un estafador a quien le escucharon la voz, la culpa y la vergüenza amedrentan la conciencia del perjudicado intensificando la mala experiencia.

Los temores en torno a las nuevas tecnologías

Las estafas virtuales son un mal de época que, aunque parecen haber llegado para quedarse, corren el riesgo de ser eliminadas por su propio aliado; las tecnologías. El concepto de ciberseguridad pisa fuerte en todos los países que, poco a poco, destinan un departamento o secretaría especializado en la materia.

Sin embargo, en paralelo a los trepidantes avances tecnológicos, nuevos temores afloran; las dudas sobre cómo la IA afecta a la protección de datos personales es un claro ejemplo de ello. Las campañas de concientización y la educación relativa a la ciberseguridad han demostrado ser componentes fundamentales para amainar los índices de ciberestafas en todo el mundo.

Los españoles ya conocen las trampas digitales, sin embargo, de cara a un futuro cada vez más pixelado y robótico, será indispensable sembrar en la población mayor conocimiento, así como brindar herramientas de prevención, para combatir a los estafadores que, sin dudas, adoptarán nuevos recursos tecnológicos y refinarán sus maniobras para cazar víctimas.