Los restos óseos de Cristóbal Colón reposan en la catedral de Sevilla, y su autenticidad ha sido objeto de confirmación científica desde el año 2004. Sin embargo, nuevas técnicas de ADN han permitido ratificar aún más esa certeza en los últimos años. A pesar de ello, el debate sobre la ubicación de todos los fragmentos del esqueleto de Colón continúa abierto, especialmente en lo que respecta a la República Dominicana, donde también se afirma poseer restos del almirante.
La historia del cuerpo de Cristóbal Colón ha sido tan agitada como su vida. Tras su muerte en 1506 en Valladolid, sus restos fueron trasladados a Sevilla, pero en las décadas siguientes se decidió su envío a Santo Domingo, en la actual República Dominicana. Allí permanecieron hasta 1795, cuando las autoridades españolas, ante la cesión de la isla a Francia, los trasladaron a La Habana, Cuba. Finalmente, con la pérdida de Cuba en 1898, los restos regresaron a Sevilla en 1899, donde descansan hasta hoy en un imponente sepulcro dentro de la catedral.
Sin embargo, el complejo recorrido del cuerpo alimentó las especulaciones sobre la autenticidad de los restos, planteando dudas acerca de si todos los fragmentos óseos realmente habían llegado a Sevilla o si algunos se quedaron en el Caribe. La controversia se acentuó en 1877, cuando en Santo Domingo se halló una caja con fragmentos óseos que se atribuían a Colón (¿De Cristóbal Colón II?). Desde entonces, República Dominicana ha defendido que el verdadero cuerpo del navegante nunca abandonó la isla.
Los estudios científicos despejan las dudas: 2003, un año clave
Fue en 2003 cuando se dieron los primeros pasos definitivos para resolver estas dudas. Un equipo de investigadores, liderado por el catedrático de Medicina Legal de la Universidad de Granada, José Antonio Lorente, realizó un análisis de ADN de los restos conservados en Sevilla. En ese momento, los resultados indicaron una «compatibilidad posible» con el linaje de Colón, aunque las limitaciones tecnológicas y la escasa cantidad de ADN dificultaban una confirmación absoluta.
A pesar de estas limitaciones, la investigación de 2004 marcó un antes y un después al demostrar que había una alta probabilidad de que los restos en Sevilla pertenecieran al navegante genovés. Esto sirvió para cimentar la teoría de que los restos traídos de Cuba en 1899 eran auténticos, aunque todavía quedaban ciertos márgenes de incertidumbre. En los años siguientes, las técnicas de análisis genético experimentaron un importante avance, lo que permitió un nuevo enfoque para consolidar los resultados obtenidos dos décadas antes.
En el marco de una nueva fase de investigación que ha durado 20 años, los expertos han aplicado técnicas modernas de ADN que han reducido a cero cualquier margen de duda. Estas pruebas, realizadas en laboratorios de España, Estados Unidos, México e Italia, han ratificado que los restos conservados en el sepulcro monumental de la catedral de Sevilla pertenecen, sin lugar a dudas, a Cristóbal Colón. El catedrático José Antonio Lorente ha asegurado que ahora se dispone de una «fiabilidad absoluta» sobre la autenticidad de los huesos, gracias a la incorporación de tecnologías que no estaban disponibles en 2004.
Esta información se dio a conocer durante la presentación del documental «Colón ADN. Su verdadero origen», que se emitirá en RTVE el 12 de octubre, Día de la Hispanidad. El largometraje, dirigido por Regis Francisco López y producido en colaboración con Story Producciones y la Universidad de Granada, no solo aborda la verificación de la identidad de los restos, sino también la búsqueda del origen geográfico del navegante. En este sentido, el estudio del ADN también ha tratado de resolver una de las mayores incógnitas históricas: ¿dónde nació Cristóbal Colón?
El enigma de su origen
Aunque la versión más aceptada sostiene que Colón nació en Génova, Italia, existen más de 25 teorías alternativas que sugieren posibles lugares de nacimiento en distintos países europeos, desde Francia y Portugal hasta diversas regiones de España como Galicia, Cataluña, Valencia o Navarra. Para abordar esta cuestión, los investigadores han analizado restos de figuras históricas con presuntos vínculos familiares con el navegante, aplicando un enfoque independiente que garantiza la objetividad en el análisis de los datos.
El proceso ha consistido en comparar el ADN de los restos de Sevilla con muestras genéticas obtenidas de personajes históricos que podrían estar relacionados con Colón. Esta metodología se ha llevado a cabo de manera independiente en laboratorios sin comunicación entre ellos, lo que asegura la imparcialidad de los resultados y evita posibles sesgos. Los hallazgos, que se publicarán en una prestigiosa revista científica a finales de octubre, podrían aportar nueva luz sobre el enigmático origen de Colón, abriendo la puerta a la posibilidad de resolver un debate que ha persistido durante siglos.
La confirmación de la autenticidad de los restos en Sevilla cierra una etapa de incertidumbre que comenzó con los primeros estudios en 2004, cuando se estableció la probabilidad de que fueran del almirante. Los avances científicos han logrado despejar las dudas que persistían y consolidar la teoría con evidencia sólida.