Un equipo de arqueólogos ha realizado un hallazgo sin precedentes en la selva maya de Campeche, México. Gracias al análisis de datos lidar, una tecnología de escaneo láser que permite penetrar la densa vegetación y generar mapas tridimensionales de alta precisión, se han identificado nada menos que 6.674 nuevas estructuras mayas, entre las que se incluyen pirámides de dimensiones comparables a las de Chichén Itzá y Tikal.
Este descubrimiento ha revolucionado la comprensión de la civilización maya, ampliando exponencialmente el área conocida de asentamientos y revelando una complejidad social y urbana hasta ahora insospechada. Durante décadas, los arqueólogos han explorado minuciosamente a pie vastas extensiones de la selva maya, desbrozando la vegetación para documentar cada estructura. Sin embargo, esta metodología, si bien rigurosa, es extremadamente lenta y laboriosa, limitando la extensión de las investigaciones.
La tecnología lidar ha superado estas limitaciones al permitir escanear grandes áreas desde el aire, generando mapas detallados que revelan la presencia de estructuras ocultas bajo la densa vegetación. De esta manera, los arqueólogos pueden identificar anomalías en el terreno que corresponden a pirámides, plazas, caminos y otros elementos arquitectónicos mayas.
Sin embargo, la aplicación de esta tecnología en la arqueología maya no ha estado exenta de desafíos. Los estudios lidar son costosos y requieren de una inversión significativa en equipos y personal especializado. Además, las organizaciones financiadoras suelen priorizar proyectos en áreas donde ya se ha demostrado la existencia de sitios arqueológicos importantes.
Ante esta situación, Luke Auld-Thomas, el autor principal del estudio, tuvo una idea innovadora. En lugar de solicitar fondos para realizar un nuevo estudio lidar, decidió explorar si ya existían datos disponibles de esta tecnología en la región que le interesaba. Y así fue como descubrió que científicos de otras disciplinas, como la ecología y la ingeniería civil, habían utilizado lidar para estudiar la selva maya con otros fines. Al reutilizar estos datos, Auld-Thomas y su equipo pudieron llevar a cabo un descubrimiento arqueológico de gran relevancia sin incurrir en costos adicionales.
Este hallazgo no solo amplía nuestro conocimiento sobre la civilización maya, sino que también plantea nuevas preguntas sobre la organización social, la economía y la densidad de población de esta antigua cultura. Además, abre nuevas perspectivas para futuras investigaciones en otras regiones del mundo maya, donde es probable que se escondan aún más secretos bajo la densa vegetación de la selva.
Un tesoro oculto bajo la selva
El lidar, una tecnología que utiliza pulsos láser para crear mapas tridimensionales de alta precisión, ha revolucionado la arqueología al permitir penetrar la cubierta vegetal y revelar estructuras ocultas bajo la superficie. En este caso, los investigadores aprovecharon datos lidar recopilados en 2013 por un consorcio dedicado al estudio de los bosques mexicanos. Al analizar estos datos con un enfoque arqueológico, lograron identificar una vasta red de asentamientos, caminos y campos de cultivo que se extendía por decenas de kilómetros cuadrados.
El descubrimiento de esta ciudad maya desconocida, ubicada cerca de una carretera y un pueblo moderno, plantea interrogantes sobre la interacción entre las civilizaciones antigua y moderna. ¿Cómo es posible que una ciudad de tal magnitud haya permanecido oculta durante tanto tiempo? La respuesta podría estar relacionada con la dinámica de la ocupación del territorio, los procesos de urbanización y la pérdida de conocimiento sobre el pasado.
La identificación de estos nuevos sitios arqueológicos requiere de una gestión cuidadosa para protegerlos de la depredación y el desarrollo urbano. Al mismo tiempo, estos descubrimientos ofrecen una oportunidad única para estudiar las interacciones entre las sociedades antiguas y modernas, y para aprender de las experiencias del pasado para construir un futuro más sostenible.
Los investigadores involucrados en este proyecto enfatizan la importancia de continuar explorando el potencial del lidar en la arqueología. Esta tecnología no solo permite identificar nuevos sitios arqueológicos, sino que también proporciona información detallada sobre la topografía, la hidrografía y la vegetación del entorno, lo que facilita la reconstrucción de los paisajes antiguos y la comprensión de las relaciones entre las sociedades humanas y su entorno natural.