¿Se le puede dar caña a uno de los restaurantes de un chef con cuatro estrellas Michelín y luego comerse la tortillita de camarones con cuchillo y tenedor? Claro que se puede, y se debe, pero esa caña acabará viniendo de vuelta. Sobre todo, con eso de comerse tan finamente la tortillita de camarones.
Es lo que le está pasando al influencer gastronómico madrileño Pablo Cabezali, que debe andar unos días de vacaciones en la provincia de Cádiz y está subiendo en sus perfiles de Cenando con Pablo vídeos en restaurantes de la provincia. Los dos hasta ahora: La Taberna del Chef del Mar en El Puerto y el restaurante del Hotel Antonio, en Zahara de los Atunes.
Y son dos vídeos, dos visitas, con un resultado completamente diferente, aunque parecen realizados el mismo día (por el uso de la misma camiseta y ser uno en el almuerzo y el otro en la cena). En el de la Taberna, es el influencer el que da caña con algunos platos y parece que deja caer que es caro. En el del Hotel Antonio, se le ve disfrutando de todos los platos, pero el vídeo en sí, no tiene desperdicio para recibir él esta caña.
La visita a La Taberna del Chef del Mar la subió en la noche de ayer viernes 28 de junio a su perfil de Facebook. Como él mismo dice, visita el restaurante “más barato” de un “chef muy muy conocido en España”. Curiosamente, comienza el vídeo, antes de la introducción (como hace con otros) con el momento en el que deja un arroz con plancton que estaba muy salado y “no lo estaba disfrutando”. Un plato con un sabor potente, de esos que las personas mayores pueden definir como “sabrosito”, por esa potencia y sabor a mar, a “alga” como el crítico gastronómico dice.
En el vídeo no deja en buen lugar a otros platos, como el tartar de lubina de estero o el arroz con galletas. Sí que triunfa para Pablo la lámina de dorada con plancton, que le sorprende. Los postres algunos triunfan y otros se quedan a medio camino. Pero otra sorpresa es cuando llega la cuenta, que dice 161 euros por lo que parece que ha comido, que parece que es solo lo que se ha visto. Sin embargo, al mostrar los precios se ve que se han quedado fuera del vídeo una exquisitez como el jamón de atún o la media ración de chacinas.
En los comentarios ya ha empezado a recibir críticas y cargas, como el usuario que le dice “otro que se cree Chicote”, el que le llama “Chicote remendón” o el que le pregunta “Pero, ¿tú quién eres?”.
Le vienen curvas
Bastante más cachondeíto puede haber con este influencer madrileño por el vídeo de su almuerzo en el restaurante del Hotel Casa Antonio. Un vídeo que comienza diciendo que está por tierras gaditanas y está en Zahara de los Atunes, rotulando la entidad local autónoma perteneciente a Barbate sobre una foto de la catedral de Cádiz. Luego comenta que el vídeo es en el mes de junio y ya no hay reservas hasta el mes de octubre.
Y el vídeo hace honor a la fama de este restaurante. Pablo Cabezali disfruta de cada plato. De cada momento (alguna cosilla le gusta menos, normal). Pero el momento que se puede volver viral en Cádiz y por el que le puede llegar más bromas es cuando se come la tortillita de camarones (solo una) con cuchillo y tenedor, algo que, desde luego, no se estila mucho en la gente de Cádiz. No criticable, pero sí que seguramente será objeto de comentarios.
Viral por el precio de una botella de agua
Pablo Cabezali es un madrileño que, hace unos 6 años, comenzó a frecuentar restaurantes con amigos, citas y por trabajo, descubriendo un mundo de sabores y experiencias y decidió compartir su pasión con el mundo. Tiene más de 460.000 seguidores en Instagram, otros tantos suscriptores en YouTube, 360 en Facebook y casi 45 en X.
Esta misma, Cenando con Pablo ha sido protagonista viral por el precio del agua en un restaurante de sushi en Madrid. Le cobraron 8 euros por una botella de agua de un litro de la marca Numen. Su vídeo generó mucho movimiento y críticas, entre otras cosas porque algunos hosteleros afirmaron que el precio real de la botella no supera los dos euros. El influencer ha comentado que preferiría que le cobraran más por la calidad del producto en lugar de simplemente por el agua.