En la provincia de Cádiz, un pequeño pueblo que parece salido de un cuento ha sido reconocido como uno de los lugares más espectaculares de España por la revista Viajar. Este enclave, ubicado dentro de un castillo medieval y rodeado por un entorno natural de extraordinaria belleza, destaca por su singularidad, su historia y el esfuerzo de sus habitantes por preservar su esencia.
Una zona que estuvo a punto de desaparecer en los años 70 y que gracias a la llegada de los hippies se mantuvo en pie para ser ahora uno de los pueblos más bonitos de España. Y el más “espectacular“ según Viajar. ¿Te imaginas cuál es?
Se trata de Castellar de la Frontera, cuya parte histórica, hoy centrada en el turismo, se encuentra dentro de un castillo de origen musulmán. Situado en el corazón del Parque Natural de Los Alcornocales, este pueblo se encuentra dentro de una fortaleza medieval que domina un paisaje de gran valor ecológico. Desde sus murallas se puede disfrutar de vistas que abarcan el embalse del Guadarranque, las montañas circundantes y, en los días más despejados, la Bahía de Algeciras.
El castillo, construido durante la época musulmana, tiene un pasado marcado por la lucha entre civilizaciones. Desde los íberos, quienes levantaron la Torre Lascutana, hasta los romanos, que adaptaron esta estructura para proteger una calzada que conectaba Carteia con Córdoba, el territorio ha sido escenario de numerosos asentamientos. La fortaleza, tal como la conocemos hoy, fue construida por los musulmanes y jugó un papel estratégico en las pugnas contra los cristianos, hasta que en 1434 fue conquistada por D. Juan Arias de Saavedra e incorporada a la corona castellana.
A lo largo de los siglos, la fortaleza se convirtió en el centro de una comunidad que vivía de la agricultura, la ganadería y los recursos del monte. Sin embargo, el deterioro del castillo comenzó a ser evidente con el tiempo, y no fue hasta 1980 cuando se emprendió un proyecto de reconstrucción para preservar este tesoro histórico.
Hoy en día, el castillo y el Pueblo Viejo que lo rodea son destinos turísticos de gran atractivo. Sus calles estrechas, las casas encaladas y los pequeños negocios locales conservan la magia de siglos pasados, mientras que el castillo rehabilitado acoge eventos y ofrece un alojamiento único.
Dos pueblos en uno: Castellar Viejo y Castellar Nuevo
En 1971, la necesidad de mejorar las condiciones de vida de los habitantes del Pueblo Viejo llevó a la construcción del Pueblo Nuevo de Castellar, inaugurado oficialmente el 26 de julio de ese mismo año. Este nuevo núcleo urbano, situado a unos 8 kilómetros del castillo, fue parte del Plan de Desarrollo del Campo de Gibraltar, impulsado por el Instituto de Colonización.
Con calles amplias, viviendas modernas y espacios verdes, el Pueblo Nuevo ofreció a los vecinos de Castellar mejores infraestructuras y una oportunidad para crecer como comunidad. El traslado marcó un antes y un después en la historia local, ya que permitió a los habitantes iniciar una nueva etapa sin olvidar sus raíces en el antiguo castillo.
Una vez finalizado el traslado de las familias al Pueblo Nuevo, el Pueblo Viejo parecía destinado al abandono. Fue entonces cuando un grupo de hippies europeos, atraídos por el entorno y el aislamiento del lugar, decidió instalarse en las antiguas viviendas. Este movimiento no solo salvó al pueblo de la desaparición, sino que también contribuyó a la conservación de su peculiar arquitectura y creó un ambiente bohemio que aún se respira en sus calles.
Si paseas por el Pueblo Viejo, podrás conocer a algunos de estos personajes, que aún residen allí y forman parte de la historia viva del lugar. Gracias a ellos, el pueblo renació como un destino alternativo que hoy combina su carácter medieval con un espíritu creativo y vibrante.
Almoraima: historia y economía local
Un tercer núcleo que completa la identidad de Castellar de la Frontera es La Almoraima, situada junto a la línea ferroviaria Algeciras-Bobadilla. Con una historia que se remonta a la época musulmana, cuando se construyó una torre almenara, La Almoraima fue en el siglo XX un importante centro económico gracias a la “Empresa Corchera Almoraima”.
En este núcleo, destacan el Convento de San Miguel, construido en 1603, y la estación de ferrocarril que sirvió de enlace para el desarrollo de la zona. Aunque hoy su población ha disminuido, sigue siendo un lugar de interés histórico que complementa los otros dos núcleos de Castellar.
Naturaleza y tradición
Rodeado por el Parque Natural de Los Alcornocales, Castellar es también un paraíso para los amantes de la naturaleza. Este bosque de alcornoques, uno de los mayores de Europa, ofrece actividades como senderismo, rutas en bicicleta y observación de aves. Además, cuenta con un sendero especialmente diseñado para admirar a la mariposa monarca, un fenómeno único en Europa que resulta de un caso especial de migración o introducción. Aunque esta especie es autóctona del continente americano, en Castellar se ha establecido como un símbolo de la biodiversidad que caracteriza al entorno.
En cuanto a la gastronomía, el pueblo mantiene vivas recetas tradicionales como el venado en salsa, las tagarninas y los dulces artesanales de miel y almendra, que son un reflejo del legado culinario de la sierra gaditana.