Greenpeace también alerta del peligro para Cádiz del aumento del nivel del mar por el cambio climático

La costa de la provincia cuenta con un importante listado de localidades que se verán gravemente afectadas por este fenómeno del que la ONG alerta prácticamente para ya: 2030

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Los vientos de componente este elevarán las temperaturas este fin de semana.

Hace una semana fue la NASA la que volvía a alertas, esta semana ha sido la ONG Greenpeace. Ambas avisan de los gravísimos peligros para la costa de Cádiz que supone la subida del nivel del mar que está originando el cambio climático. Y podrían notarse a la vuelta de la esquina: en 2030.

De hecho, Greenpeace llega a establecer dos puntos especialmente críticos en España por esta subida del nivel del mar: Barcelona y el Golfo de Cádiz. La costa de la provincia cuenta con un importante listado de localidades que se verán y se están viendo ya gravemente afectadas por este fenómeno.

El informe de Greenpeace Crisis a Toda Costa 2024 revela un panorama desolador para la costa gaditana, con muchos de sus municipios amenazados por la inminente subida del nivel del mar. Según el estudio, en apenas seis años, localidades emblemáticas como Sanlúcar, Cádiz o Tarifa podrían sufrir graves consecuencias debido a la erosión costera y la pérdida de playas. Pero la lista de playas de la provincia afectadas es aún más larga: Chipiona, Costa Ballena, Rota, El Puerto, Puerto Real, San Fernando, Sancti Petri, Conil, El Palmar, Barbate, Zahara de los Atunes, Tarifa, Algeciras, Sotogrande.

El informe de Greenpeace también destaca la fragilidad de la zona de Doñana, calificada como “la más delicada” de la costa gaditana, y subraya que la NASA ha identificado el Golfo de Cádiz como uno de los más afectados por la subida del nivel del mar a nivel mundial.

Según indica el doctor Javier Benavente, especialista en Geología y Geofísica Litoral y Marina de la Universidad de Cádiz, en Diario de Cádiz, “El Golfo de Cádiz se caracteriza por una costa baja, incluso la Bahía de Algeciras, que presenta zonas de marismas como Palmones”. Y alerta de lo que está ocurriendo en la Bahía de Cádiz. “La mayoría de las playas del entorno de la Bahía de Cádiz tienen unas tasas de retroceso de más de dos metros al año”, afirma Benavente.

“En Camposoto, la marca está en dos metros; en Cádiz ciudad, casi otros dos metros; y lo mismo para Costa Ballena y demás… Ocurre que a la mayoría las vamos regenerando”, añade. Sin embargo, estas regeneraciones son solo una solución temporal, ya que el problema subyacente es el aumento constante del nivel del mar.

Las consecuencias de este fenómeno trascienden el retroceso de las playas. La subida del nivel del mar amenaza infraestructuras costeras, aumenta el riesgo de inundaciones y pone en peligro ecosistemas costeros de gran valor ecológico. “En zonas urbanas, donde primero lo notaremos será en garajes y alcantarillas que, de hecho, ya se han ido inundado cada vez que hay temporales”, advierte Benavente.

Los peores proyectos

Greenpeace denuncia que, a pesar de este escenario crítico, persisten proyectos turísticos insostenibles que agravan la situación. La organización ecologista se opone frontalmente a iniciativas como la construcción de un restaurante en el Faro de Trafalgar y la urbanización de las playas de Valdevaqueros y Los Lances en Tarifa.

Ante esta emergencia, Greenpeace propone un decálogo de medidas urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, proteger los ecosistemas costeros y adaptar las ciudades al cambio climático. Entre las propuestas destacan la limitación del turismo masivo, la recuperación de humedales y la revisión de los deslindes del dominio público marítimo-terrestre.

Este es el decálogo de Greenpeace para proteger nuestras costas:

  1. Reducir drásticamente las emisiones: Implementar políticas ambiciosas a nivel global para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, principal causante del cambio climático y la subida del nivel del mar.
  2. Adaptar las costas: Desarrollar normativas y planes de adaptación a largo plazo que protejan nuestras costas de los efectos del cambio climático, basados en evidencia científica.
  3. Restaurar ecosistemas costeros: Recuperar la calidad ambiental de las zonas costeras, como marismas y humedales, para fortalecer su capacidad de protección natural frente a eventos climáticos extremos.
  4. Combatir la contaminación: Reducir la contaminación marina, especialmente por plásticos y sustancias químicas, para preservar la salud de los ecosistemas costeros y marinos.
  5. Limitar el turismo masivo: Regular el turismo costero a través de medidas como la limitación de vuelos y cruceros, el establecimiento de tasas turísticas y la promoción de un turismo más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
  6. Planificación urbana sostenible: Integrar las previsiones sobre el cambio climático en la planificación urbanística y de infraestructuras, evitando la construcción en zonas vulnerables y promoviendo diseños urbanos más resilientes.
  7. Eliminar barreras artificiales: Impedir la construcción de infraestructuras como espigones y diques que impidan el movimiento natural de la arena y aumenten la erosión costera.
  8. Proteger humedales: Conservar y ampliar las zonas de marismas y humedales, que actúan como barreras naturales frente a las marejadas y la erosión.
  9. Revisar los deslindes costeros: Actualizar los límites del dominio público marítimo-terrestre para garantizar una mayor protección de las playas y evitar la ocupación ilegal de estas zonas.
  10. Promover la investigación: Fomentar la investigación científica sobre los efectos del cambio climático en los ecosistemas costeros y desarrollar nuevas tecnologías y soluciones para hacer frente a este desafío.