Bruno García entregaba las llaves a Alendoy casi a la vez que Tamara Manzano entregaba las de la casa en la que vivía.

Bruno García y Pablo Otero se esconden durante el desalojo de Tamara Manzano

El alcalde y el concejal de Asuntos Sociales visitan el Eduardo Benot

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Mientras Tamara Manzano, madre de dos hijas menores y reconocida como vulnerable por el propio Ayuntamiento de Cádiz, entregaba las llaves de la vivienda de Procasa en la que vivía desde hace un año el alcalde de Cádiz, Bruno García, realizaba una visita institucional al colegio Eduardo Benot junto a la subdelegada del Gobierno, Blanca Flores, y al concejal de  Asuntos Sociales, Pablo Otero, para entregar también unas llaves.

Tamara Manzano lo hacía sin una solución habitacional permanente, con lágrimas en los ojos, ante una comisión judicial y representantes de Procasa y con personas que habían ido a apoyarla. Bruno García sin la habitual convocatoria de prensa del Ayuntamiento y presencia de medios en todo lo que hace.

García, en un acto oficial por lo que sea cuidadosamente pasado por alto de las convocatorias del Ayuntamiento y de la agenda diaria que ofrece de actos, entregaba simbólicamente otras llaves: las de un nuevo local a la asociación Alendoy, tras unas obras de rehabilitación financiadas en parte con fondos PIREP. Mientras, Tamara Manzano se veía en la calle sin solución habitacional permanente. El contraste es tan llamativo como doloroso.

En la nota oficial emitida por el Ayuntamiento se detallan con precisión presupuestos, mejoras estructurales, ahorros energéticos y porcentajes de subvenciones. Sin embargo, ni una sola línea en esa comunicación institucional alude a lo que también ocurría en Cádiz esa misma mañana: el primer desahucio de una vivienda municipal en la etapa de Bruno García como alcalde. Una visita que parece que han acelerado para celebrar hoy, no está claro si por necesidades de agenda o para buscar una noticia más agradable del alcalde.

Pero ni convocatoria pública, ni presencia de medios. Solo una escenografía controlada, alejada de preguntas incómodas y de la imagen —inhumana— de una madre abandonando su casa con dos hijas menores, sin saber dónde dormirán mañana.

La historia se agrava si se considera que, según ha confirmado la Apdha, ayer lunes por la tarde entregaron al Ayuntamiento toda la documentación necesaria para acceder al alquiler de una vivienda ofrecida por un particular. No hubo respuesta. Solo horas después del desalojo se anunció una nueva reunión —esta vez a puerta cerrada— en la que el Consistorio asegura haber activado un protocolo para alojar temporalmente a Tamara y sus hijas en una pensión durante diez días.

El alcalde Bruno García posaba esta mañana junto a representantes de asociaciones para destacar el “compromiso social” de su Gobierno . Puede ser razonable que no estuviera en Guillén Moreno, pero que no haya hecho su habitual convocatoria de prensa es más que curioso. Y a escasos metros, y casi en el mismo momento, Tamara Manzano se convertía en la primera víctima visible de una gestión que sigue sin dar una respuesta habitacional real. Bruno García definía en sus redes sociales la jornada como “un día especial”.